La corrosión afecta la apariencia y funcionamiento de los materiales metálicos, entre los que se encuentra el acero y los distintos productos elaborados con el mismo. ¡Continúa leyendo y descubre a qué nos referimos cuando hablamos de ella, así como sus características, ejemplos, tipos y la manera en la que puedes evitarla!
¿Qué es la corrosión?
La corrosión es un fenómeno químico y electroquímico que deteriora principalmente los metales al estar en contacto con el ambiente y los diferentes agentes que en él se manifiestan. En el caso del acero, dicho proceso deteriora el hierro presente en la aleación, lo que implica la pérdida de propiedades importantes, entre las que podemos mencionar su resistencia y dureza, puesto que la corrosión consume el metal.
Ejemplos más comunes
En nuestra vida cotidiana, es común ver diferentes ejemplos de corrosión, ya que estamos hablando de un proceso natural y habitual, en especial cuando los materiales u objetos metálicos no cuentan con algún tipo de protección, o bien, no reciben un mantenimiento constante o adecuado. Al respecto, ahora te presentamos cuatro ejemplos de corrosión que podrás identificar fácilmente.
Corrosión de tuberías de agua
Se presenta especialmente en las tuberías metálicas dado su contacto constante con el agua. La corrosión puede llegar al grado de quebrar los elementos que las constituyen, además de contaminar y alterar la apariencia del líquido, mismo que adquiere un tono negruzco o marrón ocasionado por el óxido.
Superficies expuestas al agua
Se manifiesta en las superficies de diversos objetos, máquinas o vehículos, desde artículos domésticos, como lavadoras, a las puertas de los automóviles, y aún más cuando están en contacto con ambientes salinos, por ejemplo la playa, lo que acelera la reacción corrosiva, misma que genera manchas e incluso fisuras.
Corrosión de latas de conserva
Cuando estos recipientes se almacenan por bastante tiempo, comienzan a desarrollar manchas en secciones como sus bordes, las cuales, una vez desechadas las latas o al estar en contacto con el exterior, se expanden y originan mayores señales de corrosión, lo que eventualmente provoca orificios y desprendimientos del material.
Láminas de acero
Dada su función como cubierta o barda perimetral, las láminas son elementos que habitualmente se encuentran expuestos a la lluvia y a otros factores ambientales que deterioran su aspecto y propiedades, en especial cuando no cuentan con algún sistema de protección, como el galvanizado.
Estatua de la Libertad
Aunque no es un elemento de la vida cotidiana, presenta un fenómeno interesante, pues a pesar de estar fabricada en cobre, adquiere un distintivo tono verde debido a su exposición al agua y la humedad ambiental. Ambos factores generan óxido de cobre, el cual presenta un color verdoso, mismo que evidencia la corrosión de la superficie.
Tipos de corrosión
Existen distintos tipos de corrosión que se pueden identificar según el área que afectan o la forma específica en la que se manifiestan en la superficie e interior de los metales. Al respecto, podemos hallar gran variedad de ellos, los cuales te presentamos a continuación.
Corrosión general
La corrosión general actúa de manera uniforme en la superficie de los metales y se manifiesta principalmente en ambientes húmedos, marinos y otros entornos corrosivos. La degradación que se produce en estos escenarios resulta en la formación de una capa de óxido de hierro que aumenta con el tiempo, a tal punto que se desprende y da origen a una nueva. Es el tipo más conocido y detectable, aunque solo causa daños graves en situaciones extremas.
Por picaduras localizada
La corrosión provoca la formación de fisuras en la superficie de los metales, las cuales pueden aumentar en tamaño y eventualmente perforar la pared de un tubo. Este proceso suele ocurrir en entornos con una alta concentración de cloruros y temperaturas elevadas. Cuando la capa protectora de óxido de un material se deteriora, el metal pierde electrones, lo que lleva al hierro a disolverse en el fondo de la fisura, avanzar hacia la parte superior y oxidarse.
Además, la concentración de la solución de óxido de hierro puede aumentar, ser más ácida y hacer la fisura más profunda, así como extenderse de forma acelerada, lo que a su vez repercute en la perforación de las paredes del material, misma que produce fugas, en el caso de las tuberías.
Intersticial localizada
Surge en sistemas de fluidos comunes, los cuales cuentan con intersticios o hendiduras entre el tubo y otros elementos, como las bridas y tiradas de tubo. Estos espacios no se pueden evitar en ciertas instalaciones, y entre más estrechos sean, tienen más riesgo de presentar corrosión.
Inicia con la rotura de la capa pasiva de óxido, encargada de proteger el metal, lo que favorece la formación de pequeñas fisuras, mismas que crecen en extensión y profundidad hasta cubrir toda la superficie intersticial, lo que llega a perforar algunas secciones. Comparada con la corrocion por picaduras, esta se origina a temperaturas muy inferiores.
Agrietamiento por corrosión bajo tensión
El metal se fragiliza y fisura debido al medio ambiente y los esfuerzos a los que se encuentra sometido. Las grietas suelen aparecer en el punto de máxima concentración de tensiones y se propagan en planos microscópicamente perpendiculares a la tensión aplicada, vulnerando la utilidad del material y dando lugar a roturas importantes. Se manifiesta bajo tres condiciones simultáneas, mismas que te mencionamos enseguida:
- El metal es susceptible
- Los factores medioambientales (fluido o temperatura) favorecen el agrietamiento
- El esfuerzo de tracción (aplicado + residual) está por encima del nivel crítico
Bajo tensión de sulfuros
Se produce un agrietamiento por el deterioro del metal al tener contacto con sulfuro de hidrógeno y humedad. Al respecto, el sulfuro de hidrógeno es muy corrosivo en presencia de agua, lo que se agrava cuando se combina con un esfuerzo de tracción. En síntesis, las posibilidades de que aparezca aumentan al incrementarse los siguientes factores:
- El metal es susceptible
- Medioambiente sulfuroso
- El esfuerzo de tracción (aplicado + residual) está por encima del nivel crítico
- Dureza/resistencia a la tracción del material
- Concentración de iones de hidrógeno (menor pH)
- Presión parcial de sulfuro de hidrógeno
- Exposición al agente corrosivo
- Bajas temperaturas: cuando los metales tienden a ser menos dúctiles
Debilitamiento por hidrógeno
Los átomos de hidrógeno se dispersan hacia el interior de los metales, lo que produce su debilitamiento. Todos los materiales están expuestos, lo que también los hace propensos al agrietamiento por corrosión bajo tensión. En particular, puede presentarse si el metal está sujeto a esfuerzo de tracción estático o cíclico, pues en este caso el hidrógeno modifica sus propiedades mecánicas y comportamiento. Las afectaciones son las siguientes:
- Reducción de la ductilidad
- Reducción de la resistencia a los impactos y las fracturas
- Incremento del fallo de fisuración por fatiga
Corrosión intergranular
Se le conoce también como intercristalina o selectiva, y consiste en la disolución del metal en las zonas próximas a los bordes de los granos, que son áreas cristalinas que conforman la estructura del material. Se puede manifestar en los aceros inoxidables y en las aleaciones base aluminio o níquel.
En particular, se forman carburos de cromo en el borde del grano, lo que ocasiona una disminución de cromo en la zona aledaña, por lo que no queda suficiente para formar la capa pasiva de óxido de cromo, la cual está encargada de proteger el metal del medio ambiente.
Corrosión galvánica
Aparece cuando dos metales nobles están inmersos en un electrolito o un medio húmedo y uno es menos susceptible a corroerse. En este sentido, cuando la diferencia de potencial es muy grande, la capa pasiva del material comienza a deteriorarse, dando origen a la corrosión.
Diferencias con la oxidación
Aunque ambos fenómenos surgen de su exposición de los metales al oxígeno y a otros agentes presentes en el medio ambiente, la oxidación es un proceso superficial y estético, mientras que la corrosión puede afectar la resistencia y propiedades mecánicas de los distintos materiales que la presentan.
Por ejemplo, un producto como la varilla corrugada puede tener claras señales de oxidación en su superficie, aspecto que no afecta su funcionalidad y resistencia; no obstante, en contextos extremos, los aceros de refuerzo pueden manifestar corrosión, la cual afectaría su interior y sus propiedades. Para verificar esta cuestión en las varillas es necesario utilizar un cepillo de alambre para tallar y garantizar que no pierdan más del 6 % de su diámetro.
¿Cómo evitar la corrosión del acero?
La manera más sencilla para evitar la corrosión es emplear materiales fabricados con acero inoxidable, el cual es menos susceptible de presentarla. Y en el caso de materiales como las láminas, se puede optar por productos con tratamientos o recubrimientos especiales que las protejan y aumenten su resistencia.
Entre dichos materiales podemos mencionar la lámina galvanizada, que está cubierta de zinc; la lámina pintro, que, además de galvanizada, cuenta con un recubrimiento de pintura; y la lámina zintro alum, la cual tiene una capa de zinc y aluminio. Asimismo, si ya has comprado lámina galvanizada y quieres pintarla para darle mayor protección, en el siguiente video te decimos cómo puedes hacerlo sin dañarla, ¡dale play para descubrirlo!
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